Empanadillas sanas muy ricas

Hola! ¿Cómo estáis hoy? Espero que no estéis constipados como yo, aunque la verdad es que no me encuentro muy mal del todo. Quizá porque me voy al cine a ver Deadpool, a ver qué tal está porque a mi Ryan Reinolds no me hace mucha gracia.

Hace tiempo, vi que Isasaweis hacía una receta que tenía muy buena pinta y como tenía todo lo que ella usaba menos un ingrediente, pues decidí experimentar. Por eso os pongo  aquí mi versión de los pasteles de calabacín, aunque yo lo llamo empanadillas, claro. ¡Manos a la obra!

     Obleas de empanadillas (las medianas, vienen 16 obleas y usaremos 2 por cada empanadilla).

     2 o 3 rodajas de calabacín por cada empanadilla.

     Bacon de pavo.

     Queso havarti light (o el queso que tengáis).

     1 huevo o clara de huevo.

Una vez que tenemos todos los ingredientes, vamos a poner el horno a precalentar entre 180º y 200º y vamos a ver cómo se hace.

     Ponemos papel en la bandeja del horno y vamos abriendo el paquete de obleas. Partimos los ingredientes en cuadraditos excepto el calabacín, pues este irá en rodajas directo a la sartén y sin nada de aceite.

     A continuación y una vez que el calabacín esté doradito o al menos un poco más flexible, colocamos una oblea en la bandeja sin quitar el papel que ya llevan, ya que se suele quedar pegado y así es más fácil de retirar después. Colocada la oblea, ponemos las dos o tres rodajas de calabacín previamente cocinado en el paso 1. Encima ponemos uno o dos cuadraditos de bacon y encima uno o dos cuadraditos de queso. Cuando digo cuadraditos, me refiero a que no deben ser cubos, sino laminado con forma cuadrada. Podéis mirar la imagen y así sabréis cómo hacerlo.

     Batimos el huevo o la clara y pintamos otra oblea por una cara. Después la ponemos encima de la que tiene los ingredientes haciendo una empanadilla. Con un tenedor aplastamos los extremos. Debemos tener cuidado con las cantidades que usamos, porque las obleas son finas y se pueden romper. Hacemos lo anterior con todas las que queramos.

      Dispuestas todas las empanadillas en la bandeja, las pintamos con el huevo restante para que luego se pongan doraditas y tengan un color muy bonito. Ahora sólo queda meterlo al horno y cuando estén doradas se sacan. Dejadlas enfriar al menos cinco minutos, yo soy muy bruta y despego el papel de las empanadillas directamente, pero quema mucho. Hacedme caso.

Antes de meterlo al horno, debe quedar algo así. Acordaos de marcar el borde con el tenedor, porque si no se va a inflar y queda más feo. Si vais con prisas no hace falta que lo hagáis pero vamos, a mi me gusta más cuando se marca :)

Y nada, aquí están. Este es el maravilloso resultado de las empanadillas. Tienen un sabor muy agradable y no necesitan ni sal ni pimienta ni salsas. El bacon de pavo no es de mis favoritos (lo probé con la excusa de que era más saludable que el de cerdo y oye, no me gustó nada. Demasiado salado y como que se va deshaciendo) pero de verdad que merece la pena gastarlo en estas empanadillas. El calabacín y el queso ayudan mucho. Por cierto, no os lo he dicho pero se puede hacer con bacon normal, y no hace falta que sea en tiras. Podéis comprarlo troceado y poner dos o tres tiritas. Si es con el laminado podéis echar más cantidad, pues la oblea no se romperá con tanta facilidad. Os dejo por aquí unas fotitos para que veáis como han quedado. Os aviso que las hice con prisas:

Hasta aquí el post de hoy, espero que os haya gustado y que tengáis el gusanillo de probarlas. Os aseguro que están riquísimas, la verdad es que Isasaweis tiene unas ideas que son espectaculares, pero siempre podéis hacer vuestra versión. Algún día a lo mejor hago mi versión de empanadillas pizza. Esas seguro que mi hermana no me las critica jajaja. Pasad un buen día, tarde o noche y sed muy felices. Por cierto, empieza el fin de semana! 

Hasta la próxima!!